Economía en América Latina a principios del siglo XX
La transición entre el siglo XIX y el siglo XX con respecto a la economía latinoamericana presentó un rasgo característico fundamental: la orientación hacia el mercado y el comercio internacional. Esto produjo una serie de cambios como el crecimiento desigual de algunos sectores y regiones; el comienzo de la industria de manufacturas orientadas al mercado interno, con la importación de bienes de capital o maquinaria; el desarrollo de medios de comunicación novedosos como los telégrafos, así como el mejoramiento del transporte de carga. Estos cambios modificaron la articulación de los mercados locales latinoamericanos, a nivel interno, y promovieron la adopción de sistemas de producción dedicados de manera exclusiva a los bienes primarios, a nivel externo. Todo esto significó la irrupción de Latinoamérica en la división internacional del trabajo.
En los albores de la Primera Guerra Mundial, Latinoamérica presentaba diversos contrastes económicos producto de la transición. Algunos países, como Argentina y Brasil, presentaban un desarrollo superior al de sus vecinos. Hasta el año 1914 la participación financiera de Europa en la economía latinoamericana era muy superior a la estadounidense. Pero con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial esta situación cambió sustancialmente. Latinoamérica sumaba una deuda de más de 2 mil millones de dólares, deuda que arrastraba desde el siglo XIX, y que se incrementó en la primera década del siglo XX gracias a los préstamos destinados a obras públicas.
Impacto de La Primera Guerra Mundial en América Latina
Con el inicio de la guerra, las economías de los países de América Latina sufrieron una serie de trastornos ya que dependían directamente de las exportaciones y los créditos de los países que se vieron involucrados en el
conflicto. Las repercusiones se vieron en la disminución de los ingresos arancelarios, el descenso en el comercio y la baja de las exportaciones y las importaciones. Sin embargo, en los años siguientes se presentó un
incremento de las exportaciones, ya que los países europeos necesitaron materias primas, alimentos y minerales para mantenerse durante el conflicto.
Otros problemas que enfrentaron los países de América Latina a causa de la Primera Guerra Mundial fueron: el mantenimiento de los pagos de la deuda externa y el financiamiento del déficit público. Estos problemas fueron enfrentados de diferentes formas por los gobiernos latinoamericanos. Algunos optaron por suspender la solicitud de préstamos a los bancos londinenses y neoyorquinos y sustituirlos por los excedentes de exportación de la pequeña bonanza durante la guerra; otros gobiernos optaron por solicitar préstamos a bancos locales, o por aumentar los impuestos, y la gran mayoría, recurrió a la impresión de papel moneda.
La división internacional del trabajo
Esta consistía en que América Latina se especializaba en producir y exportar materias primas agrícolas y minerales, mientras que Europa y Estados Unidos las transformaban industrialmente para elaborar bienes de consumo, los cuales importaban los países latinoamericanos. Inicialmente el destino de las exportaciones era Europa; pero hacia 1920 Estados Unidos se convirtió en el principal comprador. De esta forma, la región se convirtió en un importante centro de inversión norteamericana lo que llevó a un proceso de especialización productiva en los diferentes países.
Características de la economía de América Latina
América Latina jugó un nuevo papel en la economía del siglo XX: el de dependencia internacional. Esto le dio ciertas características que la hacían diferente a las economías de otras zonas geográficas. La riqueza en recursos naturales atrajo a las grandes potencias mundiales que querían apropiarse de estos y conseguirlos al menor precio posible. Por ello, los Estados Unidos, los más interesados en estas riquezas, trazaron varias estrategias para lograr su objetivo, principalmente la exportación de capitales, el manejo de medios de comunicación y las economías de enclave.
• La inversión extranjera: las compañías y bancos norteamericanos invirtieron grandes capitales en la construcción de ferrocarriles, vías de comunicación y puertos, en búsqueda de su afirmación en el sistema comercial latinoamericano, desplazando a Europa del primer lugar.
La inversiones se hicieron de dos formas:
A través de empresas: estas invertían y gracias a alianzas con el poder local, lograban bajos impuestos y prebendas en contratos públicos.
Empréstitos: consistían en fuentes de financiación ajenas que se solicitaban generalmente de gobierno a gobierno, o de los gobiernos locales a compañías o bancos, para la explotación de recursos naturales o la construcción de infraestructuras. Los intereses de estos préstamos eran muy altos y la mayoría de veces muy difíciles de pagar para los países de América Latina.
• Medios de comunicación: el control de los países desarrollados sobre el comercio se hizo efectivo al manejar las vías marítimas, los fletes y las empresas comerciales de América Latina. La expansión del uso del motor de explosión abrió nuevos caminos a nuevos productos de explotación, tales como el caucho en el Amazonas y las exploraciones petroleras en varios países de la región.
• Economías de enclave: eran regiones dentro de los países latinoamericanos controladas por una compañía extranjera, en las que además de desarrollar actividades económicas, se ejercía influencia política y militar. Se explotaba intensamente un solo producto, utilizando mano de obra barata, dejando poco provecho para el país en donde se desarrollaba la actividad. Las compañías más conocidas que utilizaron este sistema fueron la United Fruit y la Standar Oil.
Nuevos sectores de explotación
Gracias a la penetración de los capitales extranjeros y al surgimiento de nuevas clases sociales, se presentó un debilitamiento de los terratenientes. En consecuencia, se expandieron la ganadería y la agricultura, especialmente en las zonas tropicales. También se introdujeron algunos avances técnicos e industriales en la explotación del cobre y el estaño en las regiones andinas de Chile y Bolivia. En el Caribe, Centroamérica, Colombia y Venezuela se intensificó el cultivo de la caña de azúcar y el plátano. La zona tropical desde Centro américa hasta Brasil, comenzó uno de los ciclos agrícolas más importantes, el del café. En el sur del continente, Argentina y Uruguay especializaron su economía en la exportación de lana, carne y cereales. El petróleo, fundamental para la industrialización, se explotó en México, Colombia, Perú y Venezuela. Por otra parte, la explotación del caucho en la selva amazónica, adquirió gran importancia debido al descubrimiento del proceso de vulcanización, con lo cual se pudo dar a esta materia prima una gran cantidad de usos industriales y domésticos. Al comienzo, los recolecto res participaron de pequeñas ganancias pero pronto fueron prácticamente esclavizados. Los comerciantes quedaron así como los únicos beneficiarios del boom cauchero. El símbolo de la prosperidad cauchera fue la ciudad de Manaos, en Brasil, la cual llegó a tener grandes mansiones y uno de los teatros de ópera más lujosos del mundo.
La ofensiva financiera de Estados Unidos
Después de 1921, las relaciones financieras de Estados Unidos se estrecharon con América Latina. La política económica norteamericana se convirtió en una mezcla de colonialismo financiero y militar, la cual fue conocida como diplomacia del dólar. En la década de 1920, la banca norteamericana comenzó a extender créditos a los países de Sur América, con la estrategia de que pudieran penetrar junto con ellos las compañías de ventas de bienes. Firmas neoyorquinas como J.P. Morgan y el National City Bank otorgaron empréstitos por casi 2 mil millones de dólares a América Latina entre los años 1922 y 1928, desplazando definitivamente a Londres como centro financiero.
Las misiones de expertos
Junto a los empréstitos, los gobiernos contrataron expertos economistas norteamericanos para asesorarse en los asuntos de hacienda. El más famoso de estos expertos fue el profesor de Princeton Edwin Kemmerer. Se le contrató para misiones financieras en Colombia (1923), Guatemala (1924), Chile (1925), Ecuador (1926-27), Bolivia (1927) y Perú (1931). Los principales objetivos de estas misiones económicas eran la reorganización de los sistemas financieros del erario público y la aplicación de reformas fiscales basadas en el modelo económico norteamericano. Comercialmente, estas misiones económicas buscaban el visto bueno de los bancos norteamericanos para que los países latinoamericanos pudieran seguir accediendo a los préstamos y créditos. Por su parte, las misiones económicas estaban del lado de los banqueros y su objetivo se centraba en asegurar que los países de la región pudieran responder por la deuda externa.
Situación económica antes de la crisis de 1929
La mayoría de los préstamos solicitados por América Latina iban dirigidos a financiar deudas y a realizar obras públicas, sobre todo para la modernización de las ciudades. Esta modernización urbana incluía la construcción de escuelas, hospitales, plantas de gas y electricidad, alcantarillados y pavimentación de vías. Estas obras desplazaron del primer lugar las inversiones en ferrocarriles y puertos.
Sin embargo, las inversiones también tenían un carácter político. Junto a estas relaciones financieras, los banqueros y funcionarios de las compañías norteamericanas estrecharon lazos con los políticos y mandatarios de las repúblicas de América Latina, favoreciéndose mutuamente y fomentando la corrupción. En muchos casos las obras buscaban tan solo asegurar clientelas por parte de los mandatarios, ya fuera buscando votos en períodos electorales, adjudicando contratos y favoreciendo poderes extranjeros, que apoyarían el gobierno del momento. Muchas de las obras quedaban inconclusas o el dinero no alcanzaba para culminarlas. La corrupción se convirtió en parte integral del sistema de los empréstitos.
El flujo de capital extranjero impulsó las actividades económicas en las principales ciudades latinoamericanas hasta 1930. Esta dependencia financiera fortaleció las estructuras tradicionales del poder, incluyendo ahora a comerciantes, terratenientes y capitalistas extranjeros. En países como Brasil y Argentina surgió una burguesía industrial, beneficiada de los procesos de urbanización y la política de contratación de empréstitos.
Por otra parte, el conjunto de las exportaciones latinoamericanas presentó algunos signos de des aceleración en los años previos a la depresión mundial de 1929, principalmente en Argentina, donde las exportaciones de trigo disminuyeron notablemente. Otros ejemplos de esta situación los representaron Perú, Centroamérica y México. Estos hechos evidenciaron la situación de dependencia de Latinoamérica hacia factores externos que afectaban su economía, principalmente los altibajos en los mercados internacionales de materias primas.
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