lunes, 23 de julio de 2018



La influencia de Estados Unidos en América Latina 

La intervención de Estados Unidos en América Latina inicialmente tuvo motivos 'económicos, pero junto a esta situación se dio la intervención de carácter militar. La excusa de cobrar las deudas a países centroamericanos servía como justificación para que los soldados norteamericanos desembarcaran y tomaran el control político y las estructuras económicas para ponerlas al servicio de los banqueros de Nueva York. 

Motivos del intervencionismo 

La protección de los intereses norteamericanos fue el principal motivo para la intervención en América Latina. Estos intereses eran los ciudadanos de Estados Unidos y sus bienes, pero también se incluía dentro de las justificaciones la protección de América Latina de ideologías y países considerados peligrosos para la seguridad de la región. Los Estados Unidos se habían insertado en los conflictos expansionistas entre las potencias europeas desde el final de las independencias de los países latinoamericanos. Su principal rival siempre fue Gran Bretaña, con quien disputó durante la mayor parte del siglo XIX e inicios del XX, la supremacía y el control sobre los territorios de América Latina. Varios gobernantes estadounidenses notaron desde un primer momento la necesidad de participar activamente de las cuestiones continentales. El sustento ideológico del intervencionismo norteamericano y su influencia en América Latina se sustentó en dos conceptos: la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto. 

La Doctrina Monroe fue enunciada en 1823 por el presidente James Monroe. Esta prevenía a las potencias europeas de intentar colonizar el continente americano. Planteaba y justificaba la hegemonía de Estados Unidos sobre todos los países del continente. Por su parte el Destino Manifiesto, enunciado a comienzos del siglo XX, era la idea de que la colonización y posesión del continente era el destino patente de Estados Unidos. Uno de sus principales ideólogos fue el político William Henry Seward. Él proponía cómo Estados Unidos debía buscar explotar económicamente los mercados de América Latina, protegerlos mediante métodos imperialistas, esto es, a través de acuerdos, la diplomacia y el poderío militar. 

Este expansionismo buscaba dar salida a los productos agrícolas y a la industria norteamericana. América Latina debía convertirse en el sitio donde los Estados Unidos debía poner sus excedentes productivos. A causa de estos postulados se comenzó a hablar del panamericanismo, pero con una preeminencia de Estados Unidos sobre los países del sur. Hasta el año 1933 la política de Estados Unidos hacia América Latina se sustentó en estas ideologías y justificó las intervenciones de todo tipo en los países de la región. Estados Unidos buscaba con esto evitar una repartición colonial como la que sucedía en África con los países europeos.

Ideología de Theodore Roosevelt

Como complemento a la Doctrina Monroe, el presidente norteamericano Theodore Roosevelt, quien gobernó de 1901 a 1909, justificó el derecho a la intervención por la incapacidad de los gobiernos latinoamericanos de llevar una vida tranquila. Las continuas guerras civiles y golpes de estado que se daban en el continente obligaban a Estados Unidos, según Roosevelt, a ejercer un imperialismo protector en la región. Se acuñó el término de Hemisferio Occidental para designar la zona geográfica en donde los Estados Unidos ejercían su influencia. También en este momento las relaciones diplomáticas de Estados Unidos se conocieron bajo la denominación de Big Stick o Gran Garrote, lo cual consistía en hacer pactos con los demás países, pero justificando en cualquier momento la intervención militar.

Intervenciones de Estados Unidos en América Latina

Las intervenciones norteamericanas en la región se presentaron en dos formas: la injerencia económica y las invasiones territoriales. En algunas el objetivo era puramente militar, en otras se buscaba instaurar protectorado s económicos, esto es la apropiación y el manejo de la economía de un país.

Cuba

En 1898 intervino en la guerra que mantenía España con sus colonias en Cuba y Filipinas, forzando la independencia de la primera tras derrotar militarmente a los españoles. Este acontecimiento se conoce como 
la Guerra hispano-estadounidense. Tras la expulsión de los españoles, Estados Unidos garantizó el orden, la defensa de la isla y la regulación del gobierno. Esto quedó establecido por la Enmienda Platt, la cual permitía la instauración de bases navales y campamentos militares en Cuba. Incluía acuerdos comerciales y arancelarios que favorecían a Estados Unidos. La Enmienda Platt se convirtió en la guía para entrar en los demás países y establecer fórmulas para la dominación económica. Los años que siguieron en Cuba estuvieron acompañados de una gran desequilibrio político y económico, a causa de que el país se dedicó exclusivamente a producir azúcar y a importar otros productos. El proceso desembocó en la dictadura de Gerardo Machado, quien gobernó de 1924 a 1933.

Panamá

En este caso los Estados Unidos instigaron la separación Panameña de Colombia, por intereses claramente económicos y comerciales: la construcción y apropiación de un canal que comunicara el océano Atlántico con el océano Pacifico. Estados Unidos ratificó el nuevo gobierno, negoció la utilización de una franja alrededor del canal, los derechos de soberanía sobre esta zona y su fortificación militar. Panamá se convirtió en un protectorado de Estados Unidos.

Puerto Rico y Haití 

Puerto Rico fue administrado por Estados Unidos después de la guerra con España en 1898. Desde entonces, el presidente norteamericano nombraba el gobernador. Las excusas para ocupar los países se fueron adecuando según las circunstancias, por ejemplo para la ocupación de Haití, se utilizó como excusa la intervención en un motín militar, cuando los verdaderos intereses eran por el azúcar, los puertos y la inversión en vías de comunicación. Haití pasó a ser un protectorado y permaneció ocupado hasta 1931, logrando algo de modernización en su infraestructura. 

República Dominicana 

A partir del asesinato del presidente Ramón Cáceres, se dio una fase de pugnas políticas en el país. Cada presidente que trataba de consolidarse en el poder, enfrentaba oposiciones de sus rivales, lo que condujo a varias guerras civiles entre 1912 y 1914. Durante el mandato de Juan Isidro Jiménez, entre 1914 y 1916, se desconocieron algunos acuerdos realizados con los Estados Unidos por sus predecesores, como permitir que funcionarios de este país manejaran las finanzas y el ejército dominicanos. Estos hechos provocaron la intervención militar estadounidense en 1916 y la imposición de un régimen militar que duró hasta 1922. Esta intervención fue motivada por tres factores: en primer lugar, Estados Unidos necesitaba estabilidad política en el país con el fin de imponer un sistema de influencia económica, política y militar en la región del Caribe. En segundo lugar, la Primera Guerra Mundial obligaba a establecer un sistema de defensa regional para garantizar el comercio a través del Canal de Panamá. En tercer lugar, inversionistas norteamericanos tenían interés en expandir la actividad azucarera en República Dominicana. Tras el retiro de los estadounidenses en 1930, el poder quedó en manos del dictador militar Rafael Leonidas. 

Nicaragua 

En este país la intervención fue para proteger a la minoría que colaboraba con Estados Unidos. El presidente José Santos Celaya se opuso a la intervención y buscó colaboración con Europa. En 1909 es depuesto y se instaura un gobierno colaborador con Estados Unidos. El sometimiento económico fue total. Entre 1911 y 1925 se presentaron continuos desembarcos en el país, se instalaron buques en la costa y se llegó a bombardear en 1912. En 1927 comenzó la revolución comandada por Augusto Cesar Sandino, la cual fue combatida por los marines. Estados Unidos entrenó a la guardia nacional para combatir a los revolucionarios y dejó en el poder al dictador Anastasio Somoza, el cual era un claro aliado de Norteamérica. 

Otras intervenciones 

En países como Honduras y Guatemala las ocupaciones fueron sucesivas. Se dieron variadas intervenciones militares en Guatemala en 1920 y en Honduras en seis ocasiones entre 1903 y 1925. En México se dieron expediciones militares de castigo como cuando Pancho Villa atacó a Estados Unidos y fue perseguido hasta el interior de su país por el propio ejército norteamericano que buscaba la retaliación al ataque del líder popular. 
También México sufrió el bombardeo del puerto de Veracruz en 1914. 

Cambio en la política exterior 

Hacia finales de la década de 1920, con los presidentes Woodrow Wilson y Franklin Delano Roosevelt, la política y las relaciones de Estados Unidos con América Latina tuvieron ciertos cambios. El tono de las declaraciones era más conciliatorio y se comenzó a hablar de la autodeterminación de los pueblos, esto quería decir que los países de la región podían regir sus propios destinos. Sin embargo, el intervencionismo norteamericano seguía en ciertas zonas. Se practicó, por parte del gobierno de Estados Unidos, el reconocimiento de los mandatarios de la región, solo si llegaban al poder por medios electorales, en detrimento de gobiernos de origen revolucionario o surgidos de golpes de estado. La necesidad de aliados y apoyo frente al ascenso de los regímenes totalitarios en Europa, fue otro factor que motivó este cambio de política.

Política del Buen Vecino

Entre los años 1933 y 1945 se presentó una interrupción de las intervenciones en América Latina. Los postulados de la Doctrina Monroe fueron reacomodados y se practicaron solo con relación a Europa. Las causas de este cambio eran dos: la crisis económica de 1929 que había azotado a todo el mundo capitalista y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Los Estados Unidos se dieron cuenta de que las intervenciones militares 
eran costosas y la crisis había afectado los presupuestos nacionales, entre ellos los de defensa. Se tuvo que llegar a cooperaciones económicas con los vecinos del sur, instaurando lo que se llamó la política de buena ve- 
cindad. Pero la principal razón de este cambio de mentalidad provenía de los acontecimientos que sucedían en Europa, el surgimiento de los regímenes totalitarios de Italia y Alemania. Se buscaba la colaboración y la defensa del continente junto con América Latina, para combatir el enemigo común. 

La política del buen vecino fue promovida por el presidente Roosevelt durante la VII Conferencia Panamericana llevada a cabo en Montevideo, Uruguay, en diciembre de 1933. En dicha conferencia, la delegación estadounidense encabezada por el secretario de Estado, Cordell Hull, asumió una posición conciliadora y respetuosa frente a los países latinoamericanos, ratificando su soberanía y derecho a la libre determinación. 

Dentro de las concesiones políticas y económicas que hizo Estados Unidos con América Latina se encuentran la de hacer un nuevo tratado con Panamá para el manejo del canal, el retiro de tropas de Haití, la abolición de la Enmienda Platt y la expropiación petrolera en México en 1935. Los países latinoamericanos lograron que los Estados Unidos firmaran un tratado de no intervención en el continente, sin embargo a causa del inicio de la guerra se vio la necesidad de fortalecer militarmente a América Latina, esto con el fin de defender la democracia en contra del ascenso Nazi en Europa. 

El interés de Estados Unidos también derivaba de la necesidad de acceder a materias primas de carácter militar al haber entrado en la Segunda Guerra Mundial a partir de 1941. Por su parte los países de América Latina se solidarizaron con Estados Unidos al apoyarlos en la guerra. Durante el período de 1933 a 1945 se plantearon las relaciones en el continente bajo el concepto de la interdependencia.

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